Desde que comenzamos con Lab9, siempre tuvimos una obsesión sana por estar un paso adelante. En mayo, nuestro CEO, Alejandro Jatib, volvió a pisar Silicon Valley como parte de la Experiencia Conecta, organizada por la Fundación del Tucumán. No era la primera vez que iba, pero sí una de las más significativas: esta vez no fue como visitante, sino como parte del equipo que articuló el viaje y conectó a las empresas tucumanas con la cuna de la innovación global.
Ale recorrió con el grupo lugares como la Tesla Mega Factory de Fremont y el laboratorio SLAC de Stanford, y volvió con un montón de ideas, pero sobre todo con tres conceptos que nos marcaron como equipo. En este artículo te los compartimos, porque creemos que cualquier empresa —grande o chica— los puede aplicar para crecer.
1. La innovación no es un lujo, es un hábito.
En Silicon Valley, innovar es parte de la rutina. Lo hacen todos los días, en todos los niveles: desde startups hasta gigantes como Google o Tesla. Y no se trata de inventar cosas de cero, sino de buscar maneras de hacer mejor lo que ya existe. Ale volvió impresionado con la capacidad de esos ecosistemas para probar, iterar y mejorar sin pausa.
¿Cómo lo bajamos a tierra en Lab9?
Aplicamos design sprints, automatizamos procesos, y hasta replanteamos cómo pensamos nuestras reuniones. Todo apunta a lo mismo: tener una cultura donde la mejora constante no dependa de una persona, sino del sistema.
2. Las redes valen más que las ideas.
Algo que quedó clarísimo en el viaje es que las ideas no valen nada si no estás conectado. Silicon Valley funciona porque todos están colaborando entre sí: universidades, empresas, gobiernos, inversores. La competencia existe, claro, pero se prioriza el ecosistema.
Ale lo vivió en carne propia: pasó de ser parte del primer viaje en 2022, a ayudar a organizar los más recientes. Ese ida y vuelta fue clave para que Lab9 esté hoy más conectado que nunca.
¿Cómo lo aplicamos?
Nos abrimos a colaborar con otras agencias, con clientes que comparten valores, con universidades e instituciones. En vez de competir todo el tiempo, buscamos sumar y co-crear. Porque cuando a todos les va bien, el mercado crece para todos.
3. El error no se castiga: se capitaliza.
Uno de los aprendizajes más fuertes del viaje fue sobre el miedo al error. En Argentina muchas veces se castiga el fracaso, pero allá es distinto. Si te equivocaste, aprendé rápido, corregí y seguí. En Lab9 nos resonó mucho eso.
¿Qué hicimos?
Empezamos a incorporar el concepto de “fallar rápido y barato”. Creamos procesos de validación interna, lanzamos versiones beta de proyectos, y priorizamos siempre la acción por sobre la parálisis por análisis. La cultura del error como parte del crecimiento llegó para quedarse.
¿Y ahora qué?
La próxima edición de esta experiencia va a ser del 5 al 10 de octubre de 2025, y desde ya te decimos: si podés, andá.
Mientras tanto, en Lab9 seguimos bajando a tierra todo lo que aprendimos. Porque no se trata de copiar a Silicon Valley, sino de aprender cómo piensan, y adaptar eso a nuestro contexto. A nuestro equipo. A nuestras marcas.
En resumen, lo que nos trajimos:
✅ Innovación como hábito, no como excepción.
✅ Redes y colaboración por encima del ego.
✅ Cultura de prueba y error como motor de mejora.
Si te interesa saber cómo podés aplicar esto a tu marca, o cómo estamos integrando estos aprendizajes en nuestros proyectos, escribinos. Nos encanta charlar de ideas, procesos y futuro.
Porque el futuro no se espera: se diseña🚀