La primera semana del año siempre llama a la reflexión. Nos preguntamos qué hicimos durante el año anterior, qué metas, qué objetivos se cumplieron y cuáles no: ¿por qué no se cumplieron? ¿qué tengo que corregir? ¿tengo este año los mismos propósitos que antes?
Si indagamos sobre estas cuestiones en el ámbito personal, podríamos decir que son preguntas retóricas: por lo general, no tienen una única respuesta y mucho menos una clara. Muchas veces nos las hacemos sin rondar mucho en el tema.
Sin embargo, si de trabajo y proyectos hablamos, es fundamental, casi de vital importancia diría, que, en primer lugar reflexionemos, y en segundo lugar, que esa reflexión tenga las respuestas necesarias para que el rumbo de todo el equipo tenga un sentido.
Cómo es trabajar en un contexto virtual.
Como todo en la vida, las empresas 100% en remoto, como nosotros, tienen sus pros y contras. Y aunque no vamos a hablar precisamente de ventajas y desventajas -por lo menos en este post-, si nos parece importante desmitificar las dificultades que todo aquel que no trabaja en una empresa de este estilo, cree que tenemos.
En primer lugar, y probablemente sea la “leyenda” más grande acerca del trabajo remoto, es que esta modalidad aísla y no fomenta el trabajo en equipo. Las opiniones son divididas, pero nosotros, Lab9, como empresa 100% remota podemos decir con total seguridad que esto es FALSO.
Está de más decir que la virtualidad lógicamente exige otra organización a la tradicional presencial. Los tiempos, las metodologías de trabajo, los objetivos, entre otras cosas, no van -ni pueden- ser los mismos.
Desde su casa, en su escritorio, cada uno con su café en la mano, trabaja de forma individual, sí. Cada uno tiene sus tareas y obligaciones específicas, pero eso no significa que trabaja solo. Bajamos a la realidad este párrafo a través de un ejemplo: el community manager trabaja en conjunto con un diseñador gráfico y ambas funcionalidades dependen una de la otra (sin contenido no hay placas y sin placas no hay contenido).
Sin darle más vueltas, con esto queremos decir que aún en la virtualidad, se trabaja en equipo. En nuestro caso, varios equipos: equipo de marketing, equipo de desarrollo y equipo de diseño. Todos, a su vez, forman parte de un equipo más grande, que es Lab9.
La división de equipos, lejos de crear fronteras entre las distintas especialidades, llama a una doble reflexión: sobre el sub-equipo en donde estoy, y sobre EL equipo. Y aunque no lo creas, es algo así como una relación de dependencia entre ambos. Lo que hago o no hago en mi área, inevitablemente tiene el “efecto mariposa” sobre la totalidad del grupo.
Reflexión online.
Entonces… ¿cómo se dan esos espacios de reflexión bajo este contexto?
Aunque la introspección espontánea no es imposible, probablemente cueste. En medio de la aceleración y velocidad que acarrean los tiempos laborales en la actualidad, se torna difícil tomar una pausa para pensar atenta y detenidamente sobre nuestro desempeño. Es por esto, que los líderes de la empresa deben fomentar estos espacios, tanto de forma colectiva como individual.
¿Cómo lo hizo y lo hace Lab9?
Mensualmente nos juntamos en grupo. Elegimos algún barcito lindo, una actividad copada en equipo y usamos por lo menos un viernes de cada mes para pasarla bien todos juntos. Todos estos encuentros lógicamente tienen su reflexión implícita. Implícita porque no nos juntamos para hablar de trabajo, pero en la informalidad, del trabajo se aprende mucho.
Hace poco fue la juntada de fin de año y quisimos llevar esto a otro nivel. Nuestra jornada comenzó temprano en una finca de la provincia. La mayoría, a excepción de los organizadores, iban con muchas expectativas porque prometieron sorpresas a más no poder. Más allá de la comida rica y los regalos, el centro del encuentro fueron los juegos organizados por Xynergia, una empresa que desarrolla experiencias de team building outdoors para empresas (valga la redundancia).
Muchas empresas deciden dedicarle uno o más días a actividades fuera del espacio de trabajo, es lo que se conoce como team building. Gracias a estos encuentros entre los trabajadores, se pueden conseguir muchas ventajas en el plano empresarial. El team building hace referencia a la construcción de un equipo de alto rendimiento. Cuando hablamos de outdoor, estamos indicando que una determinada actividad se lleva a cabo al aire libre. Al final de las prácticas programadas, se pretende que todo el equipo de trabajo haya convivido y liberado cierto estrés para regresar a sus labores con un mejor ánimo. Definición de team building outdoors por www.elolivar.es |
En nuestro caso, la jornada consistió en una competencia de 6 desafíos, separados en 2 equipos. Cada juego exigía la práctica de diferentes habilidades: coordinación, velocidad, fuerza, precisión y creatividad. La idea central de las actividades era trabajar en equipo, -ganar, obvio-, pero lo más importante era la reflexión al terminarlas. Siempre la pregunta rondaba en: ¿Cómo se sintieron? ¿Qué piensan que se puso en práctica?
Este tipo de actividades no solo “libera el estrés” tal y como dice la definición, sino que abre ese espacio de reflexión del que hablábamos al principio. A través del juego, se manifiestan algunas falencias y fallas como equipo que deberán ser corregidas y charladas durante la marcha, básicamente si queremos ganar.
Esto mismo se puede replicar al espacio de trabajo. Espacio en donde constantemente se presentan obstáculos que requieren de reorganizaciones y resoluciones sobre la marcha para conseguir el mejor resultado posible.
Sin dudas, una experiencia muy positiva para todo el grupo, que abrió un espacio de diálogo y reflexión ideal para comenzar el año con la mente puesta en nuevos y mejores objetivos tanto personales como colectivos.
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