El microuniverso tech Silicon Valley: Vol III - Google Bay View, el campus sostenible de Google Inc.

Ya se cumplió el cuarto de siglo desde que el dúo dinámico Page-Brin popularizó un vocablo divertido pero singular: Google. Como por arte de magia, bastaron unos cuantos toques de varita para que aquel proyecto que nació en un garaje, se transformara en uno de los complejos más imponentes de todo Silicon Valley. Así es, hablamos de Google Bay View.

Cuenta la leyenda que quienes ansían prosperar con su idea de negocio dentro de Silicon Valley deben cumplir los siguientes requisitos: soñar de a dos o más, dar los primeros pasos en un sitio parecido a una cochera -al igual que el caso HP-, tener ataques de creatividad severos y confiar en que las cosas van a suceder.

Al igual que los fundadores de Hewlett Packard, quienes dieron vida a Google se conocieron siendo estudiantes de posgrado en la Universidad de Stanford. A diferencia de los primeros, Sergey Brin y Larry Page, hicieron uso de su genialidad informática para hacerle la vida más fácil a las personas. Corría el año 1997 y la misión era clara: desarrollar un buscador que organizara la información del mundo para hacerla universalmente accesible y útil. El éxito estaba predestinado.

Efecto Google Inc.

Inicialmente comenzó siendo un sitio web sencillo que clasificaba las páginas web en función del número de páginas que se referían a ellas, pero luego la apuesta fue creciendo más y más, hasta llegar a transformarse en una marca paraguas: desde productos relacionados con la vida cotidiana como Google Home hasta servicios pensados para las corporaciones como Google Analytics.

Fue tan exponencial el crecimiento de la compañía -al mejor estilo “gúgol”-, que a principios del 2000 decidieron comprar cuatro edificios ubicados en Mountain View. A partir de allí el despegue no conoció de límites y mantuvo su crecimiento sostenido hasta que en 2017 sus fundadores decidieron ir por más para empezar a dibujar otro de sus grandes sueños: construir el primer campus de Google con huella de carbono cero.

El campus de Google Bay View

Esta vez el lema constaba de tres pilares fundamentales: innovación, naturaleza y comunidad. Esos serían los parámetros al momento de imaginar y diseñar lo que sería una de las construcciones más vanguardistas del mundo a nivel arquitectural y organizacional. El terreno que alberga este megaproyecto se encuentra ubicado en Silicon Valley -al igual que Googleplex, la sede original- y consta de 17 hectáreas, las cuales incluyen espacios cerrados y abiertos.

Soñar que se puede trabajar en un espacio 100% libre de carbono dejó de ser un mero ideal cuando el comité directivo de Google y arquitectos aunaron esfuerzos para crear algo impensado: oficinas diseñadas con innovación sostenible, centradas en el trabajador del futuro de Google. Un entorno laboral eco-friendly las 24 horas del día, los 365 días del año.

El plan tomó cinco años para llegar a su fin -inició en 2017 y culminó en mayo de 2022- tuvo como premisa la construcción de dos edificios de espacios de trabajo, un centro de eventos para 1000 personas y 240 unidades de alojamiento temporario para empleados.

Los espacios fueron pensados para que los equipos trabajen en el nivel superior y los espacios de reuniones en el inferior, delimitando las áreas de concentración y las de colaboración. Al momento de afinar el sketchbook, se pensó en que sería ideal dar vida a lugares que estimulen el contacto constante, como así también la co-creación y la colaboración.

Durante su visita Bay View, Alejandro Jatib -fundador de Lab9- pudo observar en los espacios un diseño inteligente que conecta ambos niveles a partir de patios interiores. Su finalidad fue facilitar el acceso de las personas hacia zonas de primera necesidad como cafeterías, cocinas y salas de conferencias.

El campus de Google cuenta con dos particularidades destacables. Por un lado se sabe que sus instalaciones funcionan íntegramente con energía eléctrica y por otro, que alberga el mayor sistema de pila geotérmica de Norteamérica -se calcula una reducción de carbono de un 50% y el agua utilizada para la refrigeración en un 90%-. 

En el exterior los edificios cuentan con un tejado de “piel de dragón” equipado con 90.000 paneles solares que generan un total de siete megavatios de energía. Gracias a ellos se recogen todos los fotones.

Además, los sistemas pluviales que también formaron parte del grandioso plan, recogen, tratan y reutilizan el agua proporcionando la restauración del hábitat y la protección contra el aumento del nivel del mar. Se garantiza también la conservación de los humedales naturales de Bay Trail.

El nuevo paradigma

Mediante la técnica de construcciones modulares, el Google Bay View invita a experimentar la rutina laboral desde un enfoque totalmente innovador: igual superficie de una de las torres más altas de San Francisco pero distribuida de tal manera que permite contar con una visión abierta hacia el paisaje, neutralidad acústica y preservación del medio ambiente. Increíble, ¿no?

Todo lo que implique construcción modular, geotermia a nuevas escalas, innovación en el diseño de la energía fotovoltaica, desviación de residuos del vertedero, gestión inteligente del agua y preservación de la fauna amenazada, está presente aquí, en Google Bay View.

La cubierta de los edificios se asemeja a tiendas de campaña de tamaño colosal a 34 metros de altura, destacándose por ser un envolvente altamente flexible separado de pisos y paredes que permite crear un entorno ágil-adaptativo que acompañe las necesidades cambiantes de los colaboradores.

¡Te invitamos a seguir de cerca esta serie especial y exclusiva de notas sobre Silicon Valley, para viajar por unos minutos hacia la meca de la tecnología!

El microuniverso tech Silicon Valley: Vol II - Hewlett Packard (HP)

Hewlett Packard -actualmente conocida como HP Inc.- fue desde sus inicios un símbolo de excelencia y prestancia dentro de su rubro. Todos alguna vez tuvimos algún producto de la marca, ya sea en forma de impresora, laptops o computadoras gamer.

Hasta llegar a su reconocimiento mundial, la compañía dio sus primeros pasos en la fabricación de elementos de medida electrónica y de laboratorio, puesto que sus dos fundadores, William Hewlett y David Packard, eran ingenieros especializados en hardware y software.

Sin embargo, en el año 2015 se hizo realidad un anuncio que había sido realizado el año anterior sobre la división de la empresa en dos mitades: por un lado HP Inc., se dedicaría a las computadoras e impresoras, y por el otro, Hewlett Packard Enterprise, destinaría sus esfuerzos en brindar soluciones para servidores, equipos de almacenamiento, redes, programas de cómputo y prestación de servicios tercerizados.

Inicios de Hewlett Packard (HP)

¡Quién se hubiera imaginado que la catapulta mágica de Hewlett Packard como referente de la informática sería el mismísimo ratón vestido de mago! 

Este evento tuvo lugar en la historia, precisamente en la década de 1930, una época de oro para el cine infantil en el cual Disney cobró protagonismo en la realización de estas producciones audiovisuales. Tras el éxito rotundo de los filmes “Blancanieves y los 7 enanitos” y “Pinocho”, la productora empezó a trabajar en su siguiente lanzamiento llamado “Fantasía”, motivo por el cual se requería de una intervención especial…¿por qué? Pues porque ésta última se trataba de un largometraje de estilo musical que necesitaba garantizar una excelente reproducción de sonido en las salas de cine.

De allí la adquisición de unos 8 osciladores de baja frecuencia -instrumento que sirve para escoger las notas de una escala musical y generar nuevas bandas de armónicos- y una máquina electrónica que permitía sincronizar correctamente los efectos de sonido de la cinta, configurando así un sistema de sonido -nombrado como “Fantasound- que más tarde sería el precursor de Dolby Surround.

Estos aparatos de sonido fueron diseñados, creados y vendidos a sólo 70 dólares, por Hewlett Packard. ¿Interesante, no? Y como dato de color: estos aparatos fueron empleados en al menos 12 salas cinematográficas.

La piedra fundacional de Silicon Valley: Hewlett Packard

A partir del trabajo conjunto que transformó a estos jóvenes visionarios en emblema de la informática durante los últimos años de la década del 30, surgió un cambio repentino.

Siendo ambos “pupilos” de la Universidad de Stanford con la mentoría de Frederick Terman -bautizado como el “padre de Silicon Valley”-, juntaron coraje y determinación para inaugurar su primera empresa en un garaje de la ciudad de Palo Alto -en 1939-, nombrada bajo los apellidos de sus fundadores de la forma: Hewlett Packard Company. 

Desde aquel entonces, esta “pequeña” oficina es recordada como el “big bang” del Valle del Silicio, ya que a partir de allí decenas y decenas de emprendedores se animaron a poblar la costa oeste de Estados Unidos a través de un espíritu innovador.

Unos 10 años más tarde Palo Alto se despertó y se convirtió en un crisol de tecnología e innovación. Esto fue dado por un aumento sideral de la población -emprendedores y no emprendedores-, sumado al incremento de políticas públicas reflejadas en la construcción de autopistas, negocios y escuelas. Asimismo el Parque Industrial de Stanford -producto de Terman- pasó a ser un polo indiscutible de atracción para compañías existentes y novatas que hicieron de Palo Alto el punto neurálgico de Silicon Valley. 

Fase cero: el garaje

Lo austero del inmueble salta a la vista. Conformado por una sola sala, un medio baño, una cocina y un comedor, este fue el lugar que vio conversar y emprender a dos jóvenes ingenieros que dieron origen al ícono de la tecnología en el Valle del Silicio y en el mundo entero. 

Sobre la chimenea encontramos el primer equipo que se construyó como producto comercial de la empresa: un oscilador de audio (modelo 200A), el cual fue desarrollado y construido de forma manual en el garaje detrás del departamento para la reconocida compañía de Walt Disney.

Lo que fue la sala de juntas también resulta conmovedora al recordarla como el sitio donde los ingenieros se juntaban a discutir sus avances en investigación en conjunto con las esposas de cada uno de ellos. De hecho, en este lugar fue donde Lucile -esposa de Packard- redactó en una máquina de escribir las especificaciones de los osciladores Hewlett Packard que debían ser enviadas a los posibles interesados. Al cabo de unos meses fue cuando el esfuerzo surtió efecto y los pedidos se hacían escuchar a través de cartas -muchas de ellas llegaban con dinero dentro-. 

El reconocido garaje tiene dimensiones bastante reducidas si hablamos de una compañía informática. En un espacio de 3x5 metros, Hewlett y Packard investigaron, desarrollaron y construyeron con sus propias manos todos y cada uno de sus productos.  

Durante dos años, con la ayuda de algunas cajas de herramientas, un taladro manual y una mesa de trabajo, en este garaje ocurrieron cosas impensables que luego los llevó a ser conocidos como Hewlett Packard a nivel global.

De hecho, nuestro CEO de Lab9 tuvo la oportunidad de visitar este punto turístico, quedando maravillado con la impactante historia que no sólo habla de la humildad de los comienzos sino de lo lejos que se puede llegar si no es a través de los sueños propios.

La incubadora de innovación by HP

En los aires de este valle tecnológico no se respiraba más que creatividad y códigos de programación. Fue tanta la euforia y multiplicación de pequeños emprendedores que se generó respecto de este lugar, que David Packard junto a su esposa creyeron oportuno crear una fundación destinada a financiar los talentos musicales para la Sinfónica de San Francisco en 1964. Por su parte, el ingeniero Hewlett también consideró realizar un aporte a la comunidad, ofreciendo donaciones a entidades académicas como la Universidad de Stanford y el Instituto de Tecnología de California.

In crescendo

En menos de lo que canta un gallo, la compañía logró desbloquear los distintos niveles que debe experimentar toda empresa naciente para diversificar su negocio. ¿Cómo? Fabricando generadores de señales de microondas, aparatos médicos y calculadoras de bolsillo.

Al año de la inauguración, la oficina temporal en forma de garaje empezó a verse reducida teniendo en cuenta la amplia demanda de productos y servicios solicitados, por lo que la compañía se vio obligada a trasladar sus equipos a un nuevo edificio dentro de la misma ciudad.

Otro punto de inflexión en la magnífica historia de Hewlett-Packard tuvo lugar en 1966 cuando se llevó a cabo el lanzamiento de 2 productos. En primer lugar, su primer ordenador personal -modelo HP 2116A-, y un par de años después la promoción de la primera calculadora científica de sobremesa programable -HP 9100A-.

Producto de la fiebre de innovación que se estaba viviendo en aquellos tiempos, surgieron nuevas tecnologías como el primer ordenador con pantalla táctil -lanzado en 1983- y la primera impresora de inyección a tinta, conocida en el mercado como HP ThinkJet -1984-.

En HP ya se respiraba agilidad

Mucho tiempo antes de que corporaciones del estilo de Google o Amazon tuvieran en cuenta el valor de sus colaboradores, Hewlett Packard ya lo había hecho en 1973, convirtiéndose en una de las primeras compañías en fijar un horario flexible.

Orientándose en el bienestar laboral y motivación de cada una de las personas, HP desde sus comienzos buscó la manera de motivar y fidelizar a su gente en el día a día: brindando horarios flexibles para que pudieran pasar más tiempo con sus familias o disfruten de practicar algún que otro hobby. También se ofrecían obsequios personalizados y obtención de stock options como beneficio.

20 años después, HP fue también incursionó en el trabajo remoto con la finalidad de aumentar el clima laboral dentro de la empresa. ¡Quién lo diría!

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Silicon Valley, diario de un viaje

Es fácil imaginar que los artilugios de un alquimista loco surtieron efecto: crear el valle más famoso del mundo -o Silicon Valley-. Aunque sepamos que no es cierto, le da un toque místico, sí. Un clima inmejorable, el mejor paisaje, las personas más creativas, las mejores ideas, las empresas más exitosas, la arquitectura más vanguardista…en fin.

La historia nos recuerda la accidental -pero magnífica- idea de un profesor de Stanford que nada tuvo que ver con pócimas mágicas que prometen la frescura eterna. Algo que inició como un pequeño refugio para estudiantes y emprendedores hizo de Silicon Valley un concepto en sí mismo: innovación perenne.

Si bien Silicon Valley es conocida por ser un crisol de culturas -siendo que la mitad de su población es extranjera-, deben considerarse afortunados quienes tienen la oportunidad de vivenciar en carne propia, al menos por unos días, lo que significa ser parte de algo mucho más grande nuestro propio ingenio. 

Hecha la introducción, he aquí el relato de este grandioso viaje en primera persona por Alejandro Jatib, CEO de Lab9.

A los lectores de este blog:

Es fácil describir cómo luce una flor de ceibo o cuán largas son las extremidades de un flamenco, pero transmitir por escrito las sensaciones que implica viajar al extremo opuesto de América, puede ser un poco desafiante. No obstante les prometo no defraudarlos en estas líneas, para pasear durante unos minutos por la cálida Bahía de San Francisco.

El itinerario de esta travesía por Silicon Valley-que tuvo lugar en octubre de 2022- rezaba algo así: 

Sábado: parada en San Francisco

Domingo: conocer la ciudad en un automóvil Tesla

Lunes: visita al Hacker Dojo y HP Garage

Martes: visita al centro de logística de Amazon

Miércoles: visita al store de Amazon Go + Meta Reality Labs

Jueves: visita oficinas de SAP + Stanford University + casa-garaje de Steve Jobs + edificio Apple en Cupertino

Viernes: visita a Google Bay View + Museo de la Computación

La llegada a Silicon Valley

Llegamos a la ciudad de San Francisco un sábado en el que fuimos recibidos por un tucumano experto en diseño de microprocesadores -reside allí hace más de 20 años-. Su agasajo no fue menor: nos esperó al mediodía para degustar el plato argentino por excelencia, un buen asado. Entre bocado y bocado, la conversación fluía entre anécdotas y sonrisas. ¡Es que el tucumano además de ser un genio de las pequeñeces, también trabaja para una de las compañías IT más reconocidas del mundo! Claro, es parte del staff de Amazon.

Recorriendo la ciudad en un Tesla

Al día siguiente decidimos hacer uso efectivo de las nuevas tecnologías de innovación y alquilamos un auto Tesla a través de una aplicación móvil llamada Turo. Como era de esperar, se hizo un testeo del velocímetro pero siempre y en todo momento, conduciendo con debida prudencia.

Ya sobre ruedas nos dispusimos a conocer el corazón de la ciudad y con él una de las calles más curiosas que jamás haya visto, la calle Lombard. Una parte de su calzada está formada por 8 virajes, que la hicieron conocida por ser “el camino más sinuoso de Estados Unidos”. El único objetivo de esta peculiar construcción -hecha en 1922- tuvo que ver con la reducción del 27% de su pendiente para permitir el tránsito de los autos. Todo el mundo quiere bajar por allí. ¿Interesante, no?

Luego aprovechamos para observar y fotografiar uno de los puntos más icónicos en San Francisco, el famosísimo puente rojo de Golden Gate -une Silicon Valley con el otro lado de la Bahía de San Francisco- . Pudimos apreciarlo desde todos sus ángulos, yendo de acá para allá. Un verdadero espectáculo de la arquitectura moderna.

Más tarde tuvimos la oportunidad de recorrer Pier 39, una zona portuaria visitada por muchos turistas debido a su excelente oferta gastronómica y locales con venta de recuerdos. ¡Spoiler alert para fans de Harry Potter! Desde allí el paisaje nos regalaba una vista magnífica hacia la isla de Alcatraz, lástima que no pude visitarla. Pero para calmar un poco esa angustia, culminamos el día presenciando un partido de baloncesto de la NBA en el Chace Center. Un cierre del día increíble.

Un inicio de semana con aroma a innovación

Con el envión característico de los fines de semana, iniciamos el lunes haciendo honor a la razón de existir de Silicon Valley: visitando el espacio colaborativo de Hacker Dojo y el famoso garaje de HP que actuó como semilla efervescente de innovación.

El primero se trata de un lugar muy lindo estéticamente y extremadamente funcional para sus asociados -cuentan con un abono bastante accesible-. Sus perlas son las impresoras 3D de plástico y metal, como así también los aparatos que permiten armar objetos electrónicos. ¡Una primicia desde Silicon Valley! En Lab9 se vendrán hackatones en simultáneo con otras ciudades desde enero/febrero 2023.

Finalmente pudimos conocer el garaje que ya mencionamos, lugar donde Hewlett y Packard tuvieron su primera oficina, creando su primer producto y vendiéndolo a Disney. Inmediatamente después visitamos las oficinas originales de HP, junto a un showroom increíble en el cual se muestran todos los productos de la marca, los actuales y algunos históricos. De hecho existe una foto recuadrada de los inicios de Silicon Valley que me impactó muchísimo.

Conociendo el corazón de Amazon

El martes partimos hacia el centro de logística de Amazon, donde pudimos observar cómo son los procesos de automatización de la llegada de mercadería y armado de paquetes. Me pareció muy interesante a nivel general, sobre todo la organización aleatoria de los productos en las distintas estanterías y el empleo de robots que agilizan el proceso.

Más tarde llegamos a la fábrica de Tesla, pero lamentablemente tuvimos que conocerla desde fuera porque las visitas aún se encontraban restringidas. Por eso es que economizamos el tiempo y nos dispusimos a pasear en un shopping de Milpitas -uno de los más concurridos en la zona de Silicon Valley-.

Entre tiendas automatizadas y cascos de realidad virtual

Con un tiempo súper agradable que acompañaba, caminamos por la ciudad y visitamos un local de Amazon Go, la tienda de día automatizada de Amazon. Me llamó poderosamente la atención la cantidad de sensores y cámaras dispuestas en el techo del store. La historia era así: para ingresar uno debía registrarse en una app para luego pasar un molinete y empezar el proceso de compra, que no es más que ser detectado por esos sensores y al finalizar, se realiza el cobro. La practicidad es inmejorable.

La última parada turística del miércoles fue en el primer store de Meta de Silicon Valley, situado en uno de los edificios del Meta Reality Labs donde logramos probar un casco de realidad virtual lanzado al mercado esa misma semana -llamado Meta Quest Pro-. Como no podía ser de otra forma, adquirí su antecesor -Meta Quest 2- para empezar a incursionar en el desarrollo del multiverso.

Paseos históricos

El penúltimo día visitamos las oficinas de SAP en donde nos dieron una charla sobre el trabajo remoto, basados en estudios propios a nivel interno. Luego almorzamos con otros comensales internacionales. Más tarde fuimos a conocer la Universidad de Stanford, el garaje de la casa de Steve Jobs y el edificio de Apple en Cupertino.

Caída la noche en Silicon Valley, SAP nos invitó a presenciar un partido de hockey sobre hielo en el estadio SAP Arena en San José -auspiciado por ellos mismos-.

Google Bay View y el Museo de la Computación

En nuestra última jornada, tuvimos la suerte de explorar las instalaciones de los nuevos edificios sustentables de Google Bay View. Lucía como una micro ciudad con bicicletas e indicaciones para moverse por sus calles, donde cada área -dentro y fuera de los edificios- revelaba una temática particular. Hay espacios para reuniones, trabajo colaborativo y de relax, por supuesto. También existen paradas de autoservicio para comer y beber.

Como frutilla del postre, hicimos un recorrido por el Museo de la Computación, donde se puede apreciar la evolución de las computadoras y la informática desde sus inicios hasta la actualidad.

Fue un viaje que duró menos de un suspiro pero sin dudas Silicon Valley es un lugar que siempre te deja con ganas de conocer más, porque sabes que siempre hay algo nuevo por descubrir. De eso se trata.

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ATLAS, el robot humanoide que baila y practica parkour

Un clásico del cine de ciencia ficción distópica nos trae a la mente el título “Yo, Robot”, un relato futurista que muestra cómo los robots humanoides forman parte de la vida cotidiana en la Tierra, siendo la principal fuerza laboral de la especie humana. Luego, un detective -interpretado por Will Smith- empieza a sospechar sobre una serie de eventos desafortunados que según él tienen marca de autoría: los propios robots.

Si bien esta cinta pretende ilustrar en su segunda parte, un escenario poco deseable entre el ser humano y la inteligencia artificial (IA) -repetimos, es puramente ficción-, los primeros momentos de la película evocan una realidad cotidiana que irradia bienestar y servicio por parte de los personajes autónomos hacia la Humanidad. En las escenas se mostraba cómo trabajaban siendo recolectores de residuos o incluso paseando perros por las calles de la ciudad.

Una relación amena y beneficiosa como la que acabamos de describir es la que impulsó a Boston Dynamics -empresa estadounidense de ingeniería y robótica- a adentrarse en el mundo de la IA, y con ella, dedicarse a la creación de androides automatizados.

Ahora bien, ¿por qué trabajar en el diseño de robots humanoides que podrían reemplazar la labor del Hombre? La respuesta es simple: “dar vida” a un robot que tiene la capacidad de adaptarse y responder a su entorno con la misma destreza que un humano adulto promedio, abre ante nosotros una infinidad de aplicaciones potenciales que implican máxima optimización y avance tecnológico al servicio de las personas.

Un humanoide que puede cumplir tareas de desplazamiento de un sitio a otro en conjunto con la capacidad de resolver desafíos en el momento mediante la programación de algoritmos previa, da lugar a un diseño inmejorable en cuanto a tamaño, complejidad, tiempo de ejecución, rango de movimiento y solidez física.

Los primeros pasos de Atlas

Boston Dynamics inició sus labores de investigación y desarrollo en el año 2013 basados en los arquetipos de un robot humanoide conocido como Petman -modelo anterior de la misma compañía-. Ese mismo año se dieron a conocer los detalles del primer prototipo de Atlas. En aquellas instancias, sus creadores comparaban a la máquina con un niño pequeño que está aprendiendo a caminar y que se cae muchas veces.

Atlas marcó un hito para la ingeniería de robótica debido a que su peculiar montaje bípedo le otorga características muy similares a las que posee un ser humano, tales como flexibilidad, agilidad y destreza. Si bien este primer modelo intentó emular movimientos humanos como tareas de salto, volteretas y zancadas -cumplidas con éxito-, se tuvo que recurrir a una fuente de alimentación externa para garantizar la estabilidad y carga de energía constante.

Tras una serie de reformulaciones, en el año 2015 se presentó ante sociedad la segunda versión, caracterizada por tener autonomía energética ya que está equipada con una batería de litio en su espalda. Asimismo el robot presenta una cubierta blanca que cubre en partes los circuitos y mecanismos internos de este. Boston Dynamics afirma que este nuevo Atlas tiene un 75% de partes nuevas ensambladas y que el porcentaje restante contiene elementos del robot original.

En 2016 la compañía experta en IA presentó una nueva versión del Atlas -conocido como “Atlas Next Generation”-, diseñada para moverse tanto en exteriores como en edificios. La perla de este nuevo prototipo involucra dos aspectos: por un lado, la manipulación móvil y por el otro, su expertise en una amplia variedad de espacios, incluyendo nieve. Su funcionamiento es dual, mitad eléctrico y mitad hidráulico.

Otra de sus particularidades tiene que ver con su fabuloso sistema de sensores que le sirve para mantener el equilibrio y analizar el terreno -emplea datos de navegación por GPS- y manipular objetos, incluso cuando éstos se encuentran en movimiento. Esta última versión de Atlas tiene aproximadamente 175 cm de altura, pesa 82 kg.

Sin dudas, una obra maestra que pone de manifiesto el arduo trabajo, por parte de los expertos, para lograr una fusión simbiótica entre los sistemas de software y hardware. 

Radiografía de un robot con IA

Este curioso humanoide posee 4 extremidades y 28 articulaciones accionadas hidráulicamente. Construido con piezas desarrolladas en impresoras 3D, se alza a una altura máxima de 1,50 m de alto, pesa 89 kg y se ilumina con luces LED´s azules. Está equipado con dos sistemas de visión: un telémetro láser y cámaras estéreo, ambos controlados por un ordenador. Posee las manos con capacidades motrices finas y sus extremidades poseen un total de 28 grados de libertad, pudiendo movilizarse en terrenos irregulares y subir de forma independiente con sus brazos y piernas.

El sistema de control locomotor de esta máquina le permite llegar a una velocidad máxima de 2,5 m/s, gracias a las interacciones ágiles que facilitan los algoritmos.

Entrenando a Atlas

Que un equipo de investigadores haya decidido que un robot aprenda a resolver proezas mediante movimientos típicamente humanos -tales como la danza o el parkour-, está intrínsecamente vinculado con uno de sus objetivos: crear un humanoide capaz de ofrecer infinidad de soluciones que actúen como un soporte sólido que atienda a las necesidades humanas.

Por este motivo es que los ingenieros de Boston Dynamics se tomaron la molestia de crear cursos intensivos de parkour para “enseñar” a Atlas -con la ayuda infaltable de IA- una serie de nuevos movimientos basados en el comportamiento humano. En este entrenamiento participaron 2 prototipos y varias cámaras de filmación, listas para documentar cada parte del testeo.

En este sentido, la simulación es una herramienta de desarrollo primordial para evaluar los nuevos comportamientos y también para garantizar que los nuevos cambios de software no afecten negativamente las capacidades ya existentes.  

La hazaña consistió en disponer un conjunto de paneles de madera contrachapada frente a los robots, estableciendo un recorrido determinado. El primero de ellos corrió sobre los paneles, saltó un hueco, subió y bajó escaleras en el recorrido, mientras que el segundo robot saltó sobre una barra de equilibrio y siguió los mismos pasos pero al inverso. Ambos aterrizaron con dos volteretas hacia atrás perfectamente sincronizadas. 

Después de que los humanoides completaron sus volteretas hacia atrás, se suponía que uno debía mover el brazo como un lanzador de las grandes ligas al final del juego, un movimiento bautizado como "Cha-Ching". Sin embargo, tuvo lugar un detalle ínfimo para la mayoría de los mortales, pero llamativo para los observadores: el protagonista movió su brazo pero también tropezó un poco.

¡Que no cunda el pánico! En síntesis, cada una de estas iteraciones son realmente importantes para ir realizando las diversas modificaciones que cumplan con el objetivo final.

Algo importante a destacar en este sentido, tiene que ver con que a partir de las últimas actualizaciones en los algoritmos impuestos, se logró un hito por parte del equipo desarrollador: que los movimientos de Atlas sean impulsados por su percepción, es decir, que el robot adapta sus comportamientos en base a lo que ve.

Lo cual significa que los ingenieros ya no necesitan pre programar movimientos de salto para todas las plataformas y huecos posibles que pueda encontrar el robot. En su lugar el equipo crea una cantidad menor de comportamientos de plantilla que pueden coincidir con el entorno y ejecutarse en tiempo real.

En primera persona

Bien sabemos que la robótica es una rama de la ingeniería que viene pisando fuerte desde hace muchas décadas. La vimos representada en películas y literatura de ciencia ficción. 

Existe un hilo conductor entre lo que acabamos de leer y la robótica aplicada a la rutina laboral. ¿Un robot al servicio de las meetings de oficina? Claro que sí, y nuestro fundador y CEO de Lab9, Alejandro Jatib, lo confirma en su viaje por la costa oeste de Estados Unidos.

En las oficinas del centro de trabajo colaborativo geek por excelencia -Hacker Dojo de Silicon Valley- y en las oficinas de HP también, podemos encontrar una creación extremadamente útil: se trata de unos robots de telepresencia que puede ser extendido desde 1 metro hasta el 1.50 metro de altura. En su extremo superior cuentan con una pantalla que no supera las 10-11 pulgadas de tamaño -similar a una tablet- y un soporte para smartphone.

El soporte que deja inmóvil la tablet o el celular, permite colocar estos dispositivos en diferentes ángulos de visión para que su uso sea versátil. De esta manera el robot es capaz de desplazarse en su entorno esquivando los objetos y las personas mediante sensores anticolisión, cámaras 3D y micrófonos.

Su principal labor es lograr cierta “presencialidad” en un entorno de trabajo colaborativo, desde lo remoto. 

Es decir, aquellas personas que por equis motivo no pueden acudir presencialmente a una reunión de trabajo o evento en particular, pueden hacerlo desde su hogar en otro punto del mundo: mediante una conexión vía internet, podrán visualizar todo lo que ocurre dentro del espacio y movilizarse unos cuantos metros a la redonda, logrando que la persona tenga su propio lugar allí, a la distancia.

Algo que puede sonar revolucionario y hasta impensable dentro de los espacios laborales, es un hecho y existe.

Coworking en un templo japonés: el Hacker Dojo

En la ciudad californiana de Mountain View -metropolitana por excelencia dentro del Silicon Valley- el aire que se respira huele a tecnología pura. Conocida internacionalmente como la meca de las grandes corporaciones IT -Google, Microsoft, Linkedin, Adobe, Fundación Mozilla-, no sólo alberga construcciones de deslumbrante arquitectura sino también actúa como incubadora de innovación desde espacios de coworking.

Sobre una de las tantas avenidas que dan forma a la ciudad tech se alza un edificio de aproximadamente 1830 metros cuadrados, conocido bajo el particular nombre de Hacker Dojo. Mitad hacker, mitad dojo. Una curiosa manera de describir las raíces de este sitio que da la bienvenida a cientos de personas que desean trabajar en equipo. 

El ADN coworking

En japonés “dojo” significa “lugar del despertar”, una concepción acertada si la unimos con la informática. ¿Qué mejor lugar para abrir la mirada creativa que no sea en la cuna de las computadoras? Simplemente genial.

Desde su fundación en el año 2009 -nació como proyecto durante un Hackatón- fueron claros los cimientos culturales de este gran espacio de coworking. Un gran bloque de cemento que almacena a modo de CPU decenas de compartimentos listos para inspirar nuevos algoritmos o nuevos inventos, por qué no.

Todo se trata de unir a miembros, voluntarios e invitados que buscan involucrar a la comunidad a través de intereses compartidos, proyectos de código abierto y colaboración.

Los conceptos bañaron de graffitis las paredes con tigres que se transforman en robots o con universos paralelos llenos de redes y conexiones. En cuanto a las salas de coworking, se encuentran disponibles los típicos tablones blancos con decenas de computadoras de escritorio listas para ser encendidas.

Al mismo tiempo hay localidades para que cada miembro o visitante lleve su laptop personal y pueda usarla a gusto y piacere durante su estadía. En sí, Hacker Dojo cuenta con espacios para todos los gustos: con luz solar y con luz artificial.

Un bonus track

Ahora bien, ustedes se preguntarán ¿qué tiene de especial este espacio de coworking? Bueno, entre las diversas comodidades que ofrece podemos nombrar la existencia de 2 laboratorios creativos. Uno llamado “Sala de Láser” y otro “Laboratorio de Electrónica”.

Ambos cuentan con herramientas que pueden cortar, taladrar, picar y moler. Como así también permiten la utilización de al menos 2 impresoras en 3D para aquellos que deseen trasladar sus ideas a algo totalmente concreto y físico.

Asimismo en una de sus icónicas paredes se pueden observar cuadros de honor con listas de marcas reconocidas y personas de la esfera IT que hicieron aportes económicos para solventar la existencia y mantenimiento de este “templo informático” del coworking.

Más que una sala de coworking

Fiel a su estilo descontracturado y altamente innovador, este espacio de trabajo colaborativo también regala a sus visitantes y miembros, habitaciones de esparcimiento con sillones mullidos, heladeras con refrigerio, bibliotecas repletas de libros de amplia temática, televisores y mucho más.

Por regla general si una persona que no es miembro encuentra un asiento libre en la sala principal puede sentarse totalmente gratis, mientras que los invitados y los miembros pueden hacerlo en el espacio principal, la sala de eventos y el aula.

Desde el espacio de coworking Hacker Dojo se busca incentivar las conexiones de networking a través de las múltiples divisiones con las que cuenta el establecimiento, dejando de lado el concepto de “adueñarse” de un mismo sitio sólo por comodidad. La idea es dar apertura a nuevas ideas constantemente.

Por este mismo motivo Hacker Dojo mantiene la política de la colaboración inclusive en los espacios donde reinan los bocadillos dulces y salados: la cocina. Todo debe ser partido en 2, es decir, pensar la comida para dos. Todo es de todos. Todos somos uno y uno somos todos.

Extras

En el caso especial de que algún miembro desee contar con una oficina privada libre de interferencias, existen membresías específicas para esto que incluyen un escritorio y acceso restringido al espacio único, de manera que la persona pueda dejar sus pertenencias en el sitio de coworking durante toda la noche.

De la misma manera para quienes tengan la necesidad de realizar eventos temáticos o simplemente reuniones, lo pueden hacer desde sus divisiones especialmente diseñadas para acoger a una gran cantidad de visitantes: pizarras blancas para escribir y garabatear, televisores, proyectores y  servicio de Wi-Fi libre y gratuito durante la jornada de exposición.

Telepresencia en Hacker Dojo

Aquí algo para acotar: en este lugar de coworking se presta un servicio de última generación para aquellos que necesitan estar presentes, ya sea durante una conferencia o meeting laboral, de un modo distinto. Para eso Hacker Dojo cuenta con al menos 4 robots que traen a la “presencialidad” a asistentes que no se encuentran físicamente allí.

Se trata de unos robots similares a la constitución de un monopatín, que muestran una pantalla en su extremo más alto donde se visualiza el rostro de la persona. El dispositivo también brinda la posibilidad de que la “persona” se pueda movilizar de un lugar a otro con la ayuda de un par de ruedas que facilitan el traslado por toda la sala. Increíble, ¿no?

Todas las redes que funcionan en Hacker Dojo son supervisadas por el área técnica, ya que dado el caso de que se visualicen comportamientos extraños como tráfico de contenido ilegal y protegido por derechos de autor se realiza una cancelación automática de la membresía.

Merchandising by Hacker Dojo

Este maravilloso templo de la informática no deja nada librado al azar, puesto que en un sector del edificio existe un mostrador repleto de remeras, tazas y anteojos con modelos infinitos sobre la temática Dojo.

Visto de esta forma, una marca de coworking que busca promocionar y exteriorizar el espíritu de la apertura a través de los textiles y la cerámica es una marca que busca la permanencia y la conexión con sus clientes de la manera más inteligente posible. Crear una comunidad que fomente la innovación tecnológica es la misión de esta mítica cuna de hackers y amantes del universo tech.

Flywheel en Inbound Marketing : conquistando el corazón de tu cliente

Enciendes tu smartphone y observas que tienes una notificación pendiente. La forma del ícono es lo más parecido a un corazón rojo. Abrís el mensaje y resulta que “matcheaste” con el amor de tu vida. Listo. Un torrente de sangre se apodera de tu cuerpo y todo es felicidad. De repente, una pregunta irrumpe tus ideas y grita desesperadamente: “¿qué hago ahora?”. 

No desesperéis, la solución está apenas a la vuelta de la esquina y viene de la mano del inbound marketing: la rueda conocida como flywheel.

Si bien, sería un plan ideal que esta novedosa técnica solucionara los cuestionamientos sentimentales, podemos afirmar que el flywheel se viene erigiendo como un modelo revolucionario en cuestiones relacionadas a la creación de relaciones empáticas y sólidas con los consumidores leales y potenciales de una empresa.

¡Hola Flywheel!

Nacida como una metodología que busca comprender y analizar el recorrido de compra de los clientes -también conocida como customer journey- para luego determinar las estrategias de conversión y venta, el flywheel llegó para quedarse en el mundo del inbound marketing.

La innovación de esta propuesta diseñada por la compañía de software Hubspot, consiste en imaginar una rueda con un eje que gira por sí mismo. En este núcleo es donde se aloja al consumidor, teniendo en extremada valoración sus opiniones, impresiones y experiencias. De esta manera, la premisa es simple: un cliente satisfecho es igual a misión de venta cumplida.

Cuando hablamos de flywheel, estamos hablando de un ciclo continuo que consta de 3 fases - originadas del inbound marketing- que se retroalimentan constantemente. Ellas son: 

Un método inteligente para cumplir con el deleite de los clientes, a través del flywheel, es incorporar herramientas oportunas, tales como las aplicaciones de chatbots y encuestas de satisfacción, para ayudar y brindar atención a los clientes, conociendo en un segundo plano, su experiencia real con la empresa. Para que estos instrumentos nutran la relación, se debe estudiar e implementar con atención a la manera y momento específicos en los que deben hacer su aparición dentro de la evolución del customer journey

De la misma forma, el empleo de las redes sociales como estrategia de marketing, permite ofrecer e intercambiar de forma eficaz y sencilla, contenidos que aporten valor a las necesidades e inquietudes de las personas interesadas en adquirir un bien de servicio.  Allí, los seguidores pueden hacer uso del libre albedrío y dejar comentarios, hacer preguntas o comentar acerca de su experiencia.  Este es el momento indicado para responder y entablar diálogos fructíferos de manera instantánea, construyendo al mismo tiempo, una imagen de marca altamente positiva.

El dinamismo del flywheel

Si de flywheel hablamos, también podemos encontrar elementos dinámicos que hacen al funcionamiento óptimo e integral de esta gran estrategia de marketing. Para comprender de forma fácil y rápida cómo se comporta, debemos tener en cuenta la velocidad. Para aumentar la velocidad inicial es importante saber aplicar la fuerza para obtener el impacto que se desea.

El segundo elemento que está presente en toda flywheel, pero que se debe evitar sobremanera, es la fricción. Es aquella que se traduce como situación problemática que ralentiza e imposibilita un movimiento rotatorio óptimo con los usuarios.

Para erradicar la fricción es necesario identificar la falla, analizando las quejas, opiniones negativas y métricas que obtienes de los consumidores a través de las diversas redes de comunicación. El quid de la cuestión es encontrar el problema que lograr crear una relación voluble entre el público y la marca de tu empresa. 

Otra manera de efectuar una mejora en el proceso de compra proviene de la automatización de tareas, que no es más que la economía del tiempo y del recurso para enfocarse directamente en los requerimientos del usuario y sus necesidades.

Cuanta menos fricción se produzca, más velocidad toma la rueda. ¿El resultado? Cliente feliz y ampliamente satisfecho.

¿Por qué sumar esta metodología del inbound marketing a mi empresa?

Netflix, su historia y su constante actualización.

En pocos años ha cambiado la forma tradicional de ver televisión, hoy es el público quien tiene el poder de elegir lo que ve dentro de una gran variedad de opciones de programación que brinda la plataforma que decide utilizar.

Sin dudas Netflix es la más elegida por las personas en todo el mundo, y eso tiene una explicación, la iniciativa de esta empresa y su poder de innovación. 

Esta plataforma de contenidos audiovisuales, se destaca por romper paradigmas tradicionales de entretenimiento frente a sus competidores.

Para generar un gran impacto con un nuevo modelo de negocio disruptivo, Netflix se puso en búsqueda de algo nuevo y diferente para ofrecer a sus clientes.

Así se construye Netflix: 

La  empresa estadounidense de entretenimiento y servicio por suscripción con un catálogo que crece constantemente en streaming, fue fundada en 1997 en California.

Comenzó con su principal servicio: la distribución de contenidos a través de la plataforma online. 

Pero antes era una compañía de alquiler de DVD que entregaba películas vía postal.

Cuenta la historia en el libro Netflixed: the Epic Battle for America's Eyeballs, que Reed Hastings alquiló la película Apolo 13, en la cadena de videoclubes Blockbuster, al devolverla con unos días de retraso, tuvo que pagar una multa de 40 dólares. 

Resignado, Hastings decidió crear una cadena de videoclubes libre de multas y compromisos. Su cofundador, Marc Randolph, relata que la idea surgió a partir del deseo de iniciar un negocio de comercio electrónico que, finalmente, elegiría al DVD como su producto.

Y así fue hasta el 2002.

Servicio de visualización vía streaming

En 2007, Netflix introdujo la primera transformación que se trataba de un servicio vía streaming, ya que se dieron cuenta que el alquiler de videos por correo postal, con los años iba a dejar de ser rentable y muy probablemente reemplazado por la descarga o vista online. 

A partir de este momento, la plataforma de Netflix cobró gran importancia y reconocimiento por el acceso ilimitado, personalizado y libre de publicidad que ofrecía.

Además, permitía crear distintos perfiles entre las personas que compartían la contraseña de una misma cuenta, situación que Netflix aprovechó para obtener diversos datos de esas personas y conocer mejor sus gustos. 

En 2011 Netflix inició su producción de contenido propio, se lanzaría en 2013 con House of Cards- y tras la puesta en marcha de su estudio en 2016, Netflix se definía para 2018 ya como una "global internet TV network" o una cadena global de televisión por internet. 

Netflix: un modelo de negocio disruptivo

Algo disruptivo produce una ruptura en el desarrollo de la actividad de un sector para propiciar una renovación radical, lo cual es justamente la hazaña que protagonizó Netflix al destronar al líder de los alquileres de video, Blockbuster, cuando presentó al mundo un nuevo modelo de negocio adaptado a internet y los contenidos online.

La importancia de la comodidad del cliente: 

A pesar que Blockbuster tenía una enorme cantidad de sucursales de tiendas físicas disponibles para que sus clientes fueran a alquilar de manera presencial, poco a poco las personas encontraron cómodo y beneficioso encargar sus alquileres desde una plataforma digital.

Mientras que los ejecutivos de Netflix comprendieron que se ahorraban mucho dinero en infraestructura al sostener su negocio virtual.

No hace falta decir cómo terminó esta historia. Por si esto fuera poco, la época de la pandemia no hizo más que monopolizar la posición de liderazgo de Netflix, manteniendo a las personas expectantes de su programación en todo el mundo.

La nueva estrategia que implementó Netflix: Design Sprint

En 5 días Netflix realizó un trabajo que ayudó a mejorar su oferta con una nueva actualización.

Se entrevistó a 10 usuarios de Netflix, la mayoría en general opinaron positivamente sobre su experiencia. Sin embargo, cuando se les pidió ideas sobre cómo mejorar el producto, muchos mencionaron problemas de rendimiento o que desearían que hubiera más programas que les gustaran.

Si bien no se obtuvo una dirección clara basada simplemente en hablar con los usuarios, si se  logró una idea importante, al estudiar sus hábitos con respecto a cómo consumen Netflix en general.

Datos que sirvieron extraídos del Design sprint:

Para continuar se realizó un análisis competitivo de productos similares a Netflix. Comparando las funciones principales para ver si había lagunas que pudiéramos abordar o funciones que pudiéramos agregar.

Centrando la comparación en 3 productos: Amazon Prime, Disney Plus y Hulu. Ya que estos fueron los productos de transmisión más populares, según el número total de suscriptores.

Se vió que no había muchas diferencias en cuanto a características entre los competidores, porque todos están actualizados en las últimas tendencias. Sin embargo, había una brecha que no había sido cubierta por ningún producto: las listas de seguimiento compartidas.

Las listas compartidas encajan perfectamente con la necesidad de un usuario de recomendar contenido a sus amigos.

Es una realidad, los usuarios ya hacen esto y lo hacen en persona o a través de las redes sociales, pero surgió  la pregunta: ¿Hay alguna manera de obtener esta funcionalidad dentro de Netflix para crear una experiencia de visualización más holística para los usuarios? 

El reto era distinguir a cada usuario, ya que Netflix contiene a varios dentro de una misma dirección de correo electrónico. Para esto se necesita una herramienta que genere automáticamente una identificación única para cada usuario.

Además agregar una pantalla que esté diseñada para compartir listas, recomendaciones a los amigos, con la misma coherencia de diseño que ya tiene la plataforma.

El prototipo final, quedó realizado y es la siguiente actualización que se verá en Netflix:

Las listas compartidas con tus amigos.

Para saber más sobre esta nueva función, sigue leyendo nuestros artículos, iremos contándote más.

Resumiendo,el caso Netflix es la prueba viviente de que hay que  aprovechar una oportunidad, a partir de la detección de una debilidad en el modelo de negocio tradicional y hacer historia con un nuevo modelo de negocio disruptivo completamente basado en internet. 

Netflix es considerado el principal servicio de entretenimiento por internet del mundo. Tiene una presencia en más de 190 países, en donde 125 millones de clientes tienen acceso y disfrutan de series de TV, películas, documentales. 

Y lo mejor de todo es que las personas pueden ver el contenido que desean cuando quieren, en cualquier dispositivo electrónico y sin anuncios publicitarios.

Aún así, Netflix sigue apostando a los cambios y crecimiento en la forma que ofrece sus servicios, tomando riesgos y actualizándose cada año.

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