Vivimos rodeados de publicidad. Mientras caminamos en la calle, cuando escuchamos la radio, si nos sentamos a ver la televisión, también. Cuando nos ponemos en la compu a leer las noticias del día, cuando agarramos el celular para navegar en Instagram. Está tan pero tan presente en nuestras vidas que ya se ha convertido en moneda corriente en la cotidianidad.
Si nos remontamos a sus orígenes, son muchos los que afirman que la publicidad comenzó mucho antes de Cristo, en la antigua Grecia, con el famoso “boca a boca”. De hecho, esta estrategia de publicidad, sigue vigente en estos tiempos y se la conoce como Word of mouth. Sin entrar mucho en detalles, este método consistía en anunciar en las plazas información sobre diversa cantidad de productos, con la intención de convencer a los peatones que lo compraran. De esta forma vemos como la voz fue el primer medio publicitario.
Este hecho, aunque solo fue el comienzo, significó el inicio de una historia muy larga que encontraría su primera transformación más de 2000 años después, en 1450, con la invención de la imprenta.
Luego de la oralidad, que consistió en la primera forma de comunicación de los seres humanos, surge la escritura en respuesta a la necesidad de dejar asentado y registrado lo que se hacía / decía. Claramente la modalidad boca a boca se fue desgastando, dejando de ser suficiente para las civilizaciones que, al igual que ahora, se transformaban y evolucionaban constantemente. Si seguimos este patrón, la escritura definitivamente marcó un hito en la historia de la comunicación, pero llegó a un límite en donde sus posibilidades eran mucho menores a las nuevas exigencias evolutivas.
Sabemos que la publicidad, para ser efectiva, necesita llegar a mucha gente, por lo que la mera escritura, o sea, sin imprenta, no le era suficiente. Primero porque el “saber escribir” era algo de unos pocos, de la elite, de eruditos. ¡Imagínense entonces lo exclusivo que significaba saber leer! Y en segundo lugar, porque el simple hecho de que todos los escritos fueran hechos uno por uno, a mano, ralentizaba e imposibilitaba cualquier intención de masividad.
En 1450, Johannes Gutenberg cambió la historia para siempre al inventar la imprenta, el primer método mecánico que permitía la reproducción de imágenes y textos a gran escala. Esto dió origen años más tarde a la prensa escrita, donde la publicidad encontró el nido perfecto para desarrollarse.
En sus primeras apariciones en los periódicos, la publicidad no tenía demasiada presencia. Al no tener una estrategia de comunicación clara, lo único que la diferenciaba del boca a boca es que ahora las palabras estaban escritas. Carecía de lenguaje persuasivo y su ubicación dentro de la página tampoco era llamativa.
Poco a poco se fue puliendo. El primer síntoma de organización fue haber establecido una sección de anuncios en el diario. Sin embargo, no fue hasta el año 1760 que la publicidad comenzó a desarrollarse con los propósitos con los que la conocemos en la actualidad.
Y… ¿Qué pasó en 1760? Nada más ni nada menos, que el comienzo de lo que se conoció como la primera revolución industrial. Si aclaramos que hay primera, significa que hubo dos. Esto es para que podamos dimensionar lo que estos procesos significaron en la historia de la humanidad, no solo a nivel industrial, si no en todos los ámbitos de la sociedad.
La aparición repentina y veloz de cientos de empresas e industrias llevó a que, por un lado, la producción aumente, y por el otro, que una amplia variedad de productos circule en el mercado. Hoy, en 2024, sabemos que el consumo también se masificó, pero allá por esos años ¿qué había entre la producción y el consumo? La publicidad.
La publicidad actuó de enlace entre los productos y los consumidores. A través del desarrollo de un lenguaje propio, pudo persuadir, convencer e incentivar las compras.
Algunos ejemplos de publicidad:
La radio fue pionera de los sistemas comerciales de comunicación. Aunque no fue así desde un principio, con el avance y establecimiento del capitalismo como sistema económico hegemónico, la mayoría se convirtieron en emisoras comerciales, es decir, que tenían a la publicidad como principal sustento de rentabilidad.
Más tarde, con la llegada de la televisión, los anuncios emprendieron un camino de mayor creatividad. Hacer una publicidad en este medio exigía que se exploten un montón de recursos expresivos que antes con la radio no eran necesarios. Esto significó un avance significativo en materia de producción, investigación y estudios.
Te dejamos un pequeño compilado de publicidades argentinas antiguas para que veas sus comienzos en este medio:
Aunque el primer caso de publicidad online se remonta a fines de los 70, cuando se envió el primer correo electrónico con un anuncio, no fue hasta la década de los 90 cuando el formato digital realmente empezó a irrumpir con más fuerza. Surge entonces, más propiamente dicha, la publicidad en Internet.
Con el marketing digital, se hizo mucho más fácil llegar a las personas y medir con precisión los resultados de una campaña, algo que hasta entonces ningún medio lo había permitido.
De esta manera, la publicidad y el marketing trabajan juntos: el marketing se preocupa por comprender el público objetivo y desarrollar estrategias para atenderlo y la publicidad se centra en alcanzarlo con una comunicación eficiente. De este modo, podemos decir que la publicidad tiene como fin, divulgar y el marketing, efectuar la venta.
Algunos ejemplos de publicidad en internet:
La publicidad digital es un tema muy amplio, con muchas temáticas interesantes las cuales no se pueden abarcar en un mismo post. Es por eso que utilizamos este artículo como contexto para desglosar el tema en próximas publicaciones.
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