Enciendes tu smartphone y observas que tienes una notificación pendiente. La forma del ícono es lo más parecido a un corazón rojo. Abrís el mensaje y resulta que “matcheaste” con el amor de tu vida. Listo. Un torrente de sangre se apodera de tu cuerpo y todo es felicidad. De repente, una pregunta irrumpe tus ideas y grita desesperadamente: “¿qué hago ahora?”.
No desesperéis, la solución está apenas a la vuelta de la esquina y viene de la mano del inbound marketing: la rueda conocida como flywheel.
Si bien, sería un plan ideal que esta novedosa técnica solucionara los cuestionamientos sentimentales, podemos afirmar que el flywheel se viene erigiendo como un modelo revolucionario en cuestiones relacionadas a la creación de relaciones empáticas y sólidas con los consumidores leales y potenciales de una empresa.
¡Hola Flywheel!
Nacida como una metodología que busca comprender y analizar el recorrido de compra de los clientes -también conocida como customer journey- para luego determinar las estrategias de conversión y venta, el flywheel llegó para quedarse en el mundo del inbound marketing.
La innovación de esta propuesta diseñada por la compañía de software Hubspot, consiste en imaginar una rueda con un eje que gira por sí mismo. En este núcleo es donde se aloja al consumidor, teniendo en extremada valoración sus opiniones, impresiones y experiencias. De esta manera, la premisa es simple: un cliente satisfecho es igual a misión de venta cumplida.
Cuando hablamos de flywheel, estamos hablando de un ciclo continuo que consta de 3 fases - originadas del inbound marketing- que se retroalimentan constantemente. Ellas son:
Un método inteligente para cumplir con el deleite de los clientes, a través del flywheel, es incorporar herramientas oportunas, tales como las aplicaciones de chatbots y encuestas de satisfacción, para ayudar y brindar atención a los clientes, conociendo en un segundo plano, su experiencia real con la empresa. Para que estos instrumentos nutran la relación, se debe estudiar e implementar con atención a la manera y momento específicos en los que deben hacer su aparición dentro de la evolución del customer journey.
De la misma forma, el empleo de las redes sociales como estrategia de marketing, permite ofrecer e intercambiar de forma eficaz y sencilla, contenidos que aporten valor a las necesidades e inquietudes de las personas interesadas en adquirir un bien de servicio. Allí, los seguidores pueden hacer uso del libre albedrío y dejar comentarios, hacer preguntas o comentar acerca de su experiencia. Este es el momento indicado para responder y entablar diálogos fructíferos de manera instantánea, construyendo al mismo tiempo, una imagen de marca altamente positiva.
Si de flywheel hablamos, también podemos encontrar elementos dinámicos que hacen al funcionamiento óptimo e integral de esta gran estrategia de marketing. Para comprender de forma fácil y rápida cómo se comporta, debemos tener en cuenta la velocidad. Para aumentar la velocidad inicial es importante saber aplicar la fuerza para obtener el impacto que se desea.
El segundo elemento que está presente en toda flywheel, pero que se debe evitar sobremanera, es la fricción. Es aquella que se traduce como situación problemática que ralentiza e imposibilita un movimiento rotatorio óptimo con los usuarios.
Para erradicar la fricción es necesario identificar la falla, analizando las quejas, opiniones negativas y métricas que obtienes de los consumidores a través de las diversas redes de comunicación. El quid de la cuestión es encontrar el problema que lograr crear una relación voluble entre el público y la marca de tu empresa.
Otra manera de efectuar una mejora en el proceso de compra proviene de la automatización de tareas, que no es más que la economía del tiempo y del recurso para enfocarse directamente en los requerimientos del usuario y sus necesidades.
Cuanta menos fricción se produzca, más velocidad toma la rueda. ¿El resultado? Cliente feliz y ampliamente satisfecho.